Oviedo – José Luis Salinas

Varias empresas están estrujándose la materia gris para buscar soluciones creativas para tratar de acabar con un problema meteorológico que trae de cabeza a las administraciones y a los cientos de conductores que cada día cruzan Asturias y Galicia por Mondoñedo, por la A-8, la Autovía del Cantábrico. El objetivo es acabar con los enormes bancos de niebla que prácticamente día sí y día también atenazan la autovía y que en muchas ocasiones obliga a derivar el tráfico por la carretera nacional. Entre las compañías que se han puesto a investigar una salida, Fomento ha seleccionado a la asturiana Treelogic, que está explorando un sistema de balizas que avisen a los conductores de las condiciones de la vía y les ayuden a tomar decisiones, como aumentar la distancia de seguridad respecto al vehículo que llevan delante. La carrera para luchar contra la niebla en las carreteras ha comenzado. La propuesta de Treelogic es la de instalar en la vía un sistema de balizas que mediante unas señales lumínicas –rojo, ámbar y verde, igual que las de los semáforos– y una serie de símbolos puedan avisar a los conductores de los posibles problemas de visibilidad con los que vayan encontrándose. Por ejemplo, si están demasiado cerca del vehículo que va delante las balizas tenderían al ámbar o al rojo. “Nosotros somos una empresa de software y de telecomunicaciones y lo que pensamos inicialmente era que podíamos aprovechar esas dos tecnologías para detectar lo que pasa en la vía e informar al conductor”, señala el director general de la compañía, con sede en Llanera.

El problema es que la mayor parte de los ordenadores internos de los coches aún no están equipados para recibir información exterior. Probablemente, apunta el directivo, dentro de una década no haya problemas, ya que los vehículos del futuro seguramente que estarán lo suficientemente equipados para crear este mecanismo de alertas. Al menos, los últimos avances tecnológicos van por ese camino. “Ya se está experimentado para, por ejemplo, poder ir avisando al instante al conductor de que vaya reduciendo la velocidad para evitar una situación de peligro”, señala Cortina. Pero los coches del presente aún no están preparados. “Nos plantemos que usando las balizas deberíamos decirle al conductor que sabemos que está ahí y también sabemos que hay otros circulando por la vía y debíamos ser capaces de comunicarles cosas como ¡ojo, que hay menos de la distancia de seguridad! o que hay un obstáculo fijo más adelante”, explica Cortina. Así que ni cortos ni perezosos se pudieron a darle vueltas a la idea. “Las balizas les informan con unos códigos lumínicos y además ellas mismas son capaces de hablar entre ellas, son capaces de comunicarse e informarse las unas a las otras de lo que está sucediendo en la carretera”, destaca. Sería un sistema similar al de los semáforos, pero un poco más complejo. “No serán solo señales lumínicas, también habrá formas geométricas que son bastante conocidas, como triángulos, aspas o rombos. Unos códigos que sean fáciles de entender porque debemos avisar al conductor sobre muchas de las circunstancias que están ocurriendo en la autopista”, apuntó.

Los investigadores de Treelogic llevan ya un par de años trabajando en este proyecto, que esperan poder aplicar en Mondoñedo y en otras vías. De hecho, el sistema no está solamente diseñado para combatir la niebla, también puede usarse para poder circular en circunstancias de escasa visibilidad, como, por ejemplo, cuando hay lluvia muy intensa o tormentas. “La bondad de nuestro diseño, que supera ampliamente lo que es una electrónica clásica, porque se le añade todo un componente de telecomunicaciones, es que es puro internet de las cosas, y lo que estamos pensando es en una segunda fase en la que los datos sean procesados para tomar cualquier tipo de decisiones o hacer predicciones”, apunta Cortina. “Nuestro sistema sabe lo que hay, y se podría, por ejemplo, decir se necesita habilitar un tercer carril en tal o cual tramo”, afirma. Un dato curioso del proyecto es que es uno de los primeros concursos de compra pública de innovación que se realizan en España, un sistema de licitación pública que es tremendamente popular en otros países europeos. En este caso en concreto, el Ministerio de Fomento ha sido el que ha lanzado la convocatoria pidiendo a las compañías privadas que hagan I+D para tratar de resolver este problema. Y ha funcionado bien. La primera criba la han pasado seis compañías, entre las que está Treelogic –la única asturiana en esa carrera–, tres de ellas ligadas con la obra civil –entre ellas abundan ideas como instalar enormes ventiladores o grandes deshumidificadores para tratar de acabar de un plumazo con esos bancos de niebla– y otras tres tecnológicas. “A nosotros el problema nos afecta directamente porque tenemos clientes en Santiago de Compostela y en Lugo y tenemos que pasar por allí constantemente”, agrega Cortina. Ahora, Treelogic tiene tres meses para darle forma a su idea y presentársela al Ministerio e ir haciendo las pruebas en un centro homologado por el Gobierno. Con ese documento en la mano, Fomento deberá tomar una decisión para que puedan iniciarse las pruebas en condiciones reales.

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