La Nueva España – Luján PALACIOS
En tiempos complejos para la demografía en Asturias, Gijón se ha convertido en los últimos tiempos en una honrosa excepción: a la ciudad llega más gente de la que se va, revirtiendo la tradicional sangría hacia otras ciudades, especialmente hacia la capital, Madrid. Después de varios años en los que el saldo migratorio resultaba negativo para la ciudad, el año pasado se dio la vuelta a la tortilla: llegaron a Gijón más personas de las que se fueron, según los datos del Instituto Nacional de Estadística. Así, el año pasado recalaron en Gijón un total de 2.322 personas. En el lado contrario, se fueron 2.281, es decir, al final Gijón “creció” en 41 personas. No se trata de una cifra espectacular, pero rompe la tendencia registrada desde el año 2011, con saldos negativos desde el principio de la década. Y además, invitan al optimismo porque, según los expertos, es un indicador de que la ciudad tiene atractivo, y esa capacidad de atracción habría que buscarla en la Milla del Conocimiento y en la capacidad innovadora de este entorno, que se había convertido, según apuntan desde entes como Impulsa, en un buen polo de atracción de profesionales cualificados en busca de una mejor calidad de vida; muchos de ellos, gijoneses que en su día hicieron las maletas para irse a otras ciudades, sobre todo a Madrid.
No existen aún demasiados datos concretos sobre este retorno, pero quienes conocen de cerca la realidad de la Milla sostienen que es un fenómeno que se está dando cada vez más, y así lo constatan las propias empresas. La sensación predominante es la de que la gente joven se va a otras ciudades mayor tamaño en sus primeras experiencias laborales nada más terminar la carrera, o después de haber estado becados por un corto periodo de tiempo becados en Asturias. Se trataría de un perfil más volátil, porque “si se van al extranjero es difícil que vuelvan, por la relación entre salario y calidad de vida”, apuntan en la Milla, pero “si se van a Madrid, hay un momento vital en el que se plantean formalizar su situación personal y formar una familia en el que Asturias vuelve a ganar atractivo, no tanto por salario, sino por calidad de vida”. Es en este contexto donde se estaría registrando un mayor número de retornos en el caso de Gijón, que recorre el camino inverso a otras ciudades como Oviedo en las que el número de personas que se van es muy superior al de personas que llegan.
Y ello es, a decir de los expertos, porque Gijón tiene la capacidad de ofrecer puestos de trabajo cualificados en los que desarrollar una carrera de futuro en el contexto de la tecnología y la innovación. Y citan ejemplos: “Ahora mismo en Gijón empresas como TSK, Izertis o Altabox, no paran de crecer y se están trayendo gente. Y otras que están llegando al periodo crítico de los cinco años de vida y están consiguiendo crecer y necesitan contratar, como Zapiens, Triditive o Neoalgae”. Todas ellas empresas de alto componente innovador y tecnológico, algunas de las cuales nacieron como “startup” y que han dado un salto cualitativo y cuantitativo importante, que necesitan sumar talento y que muchas veces son capaces de atraer a gente que estaba fuera y ven en ellas una buena alternativa. Así las cosas, la teoría que se maneja en el entorno de la Milla del Conocimiento y del Parque Científico y Tecnológico es la de que existe en la actualidad una generación, la que está entre los 30 y los 40 años, que empieza a estar dispuesta a apostar por regresar y selecciona Asturias para asentarse con su recién formada familia, y a la vez disponiendo de una oferta de trabajo atractiva.
Pero ojo, advierten los expertos, porque “esto ocurre ahora, lo que no seamos capaces de retener o hacer regresar ya será más difícil para las próximas generaciones”. Porque en la treintena la gente escoge la región “si le da el empleo que necesitan, con unas buenas perspectivas de desarrollo laboral”, y en la cuarentena estarían dispuestos a regresar para contar con una vida familiar con mejor calidad que en una gran ciudad. Pero en el caso de los más jóvenes, que se van más lejos, “mucha gente que aún no tiene formada su familia y que no tiene ni siquiera perspectivas de ello a corto plazo ni siquiera se plantean retornar a Asturias”, reflexionan. De este modo, el granero de retornados de Gijón estaría ahora mismo en la franja de edad un poco más avanzada, para profesionales que aún tienen una oportunidad laboral atractiva aunque sea a costa de un menor salario, pero con otros beneficios personales. “Las personas escogen un territorio por una ecuación compleja pero simplificada en oportunidad laboral estable + calidad de vida (salud, transporte, comida) en la que cada vez pierde más peso el origen según avanzan las generaciones”, apuntan los conocedores de este mercado laboral.
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